martes, 6 de marzo de 2012

Inseguridad

Hoy echaré a un lado al amor, odio, amigos, desilusiones, todos los recuerdos lindos. Trataré de no olvidar lo bueno y sencilla que es la vida.

No podré escribir sobre cosas alegres, divertídas e imaginarías. En mi mente solo aparece un tema en especial. Un tema tan real y palpable. En el cuál muchos de mis compañeros, familiares, gente que conozco (incluyéndome), han sido el autor principal. La Inseguridad, la obra en escena, que todos conocemos y que la mayoría ha padecido. Este mal que crece y crece, todos los días, alimentándose a través de nosotros.

Este problema lo vemos, escuchamos y padecemos. Lo observamos en la tele; en la calle, lo escuchamos en la radio; compañeros, lo padecemos, cuando este mal toca nuestra persona. Este mal nos acompaña en el andar continuo de nuestras vidas. Este mal no distingue sexo, religión, edad, posición económica. En general "agarra parejo".

Frente a este problema la gente actúa, muchas veces, indiferente. Cómo si nada pasara. Este tema es extenso y difícil de explicar. Lo conozco a grandes rasgos. Sé, que hay muchos factores que influyen para que la inseguridad crezca como: corrupción, falta de empleo, mala educación, falta de oportunidades y una mala estructura familiar. Esta ultima la más importante. Ya que en la familia se inculca una educación de valores. Enseña una distinción entre lo bueno y malo. La familia influyendo directamente en nosotros con un sólo propósito: ser mejores personas.

¿A quién no han asaltado? ¿Quién no sabe de un amigo o familiar asesinado por no querer entregar sus pertenencias en un asalto? ¿Quién denuncia un asalto?¿Quién hace algo para detener este problema? Muchas preguntas más que podría seguir haciendo. Y que muy poca gente podría responder.

Referente a la preguntas antes planteadas, en lo personal siempre he querido ser parte de la solución. Poner un granito de arena ante tal circunstancia. Por eso decidí estudiar la licenciatura de Derecho. Mi pasión por entender las leyes, en especial lo penal, ha estado en mí desde los 18 años. Una pasión que me rige, pero sé que no es suficiente. Soy consiente que no podré cambiar al mundo yo sólo (como me dijo mi hermano). Querer aplicar las leyes mexicanas y hacerlas valer, es la idea principal que mueve mi pasión. Pero que ahora pongo en tela de juicio. Hoy mi mente piensa una cosa y mi corazón siente otra.

Para poder explicar la confusión (que hay en mí), y seguir con el tema, involucrando otros, en la próxima entrada escribiré un caso que me ocurrió el fin de semana. El cuál me ha orillado a pensar a declinar en seguir estudiando mi carrera.


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